Cuando ya nada se espera

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Este es el tercer blog personal y anónimo que empiezo. El primero verdaderamente anónimo.

Mi idea era mirar hacia atrás, desde la perspectiva de alguien en la treintena que sentía que todos los trenes habían pasado. Alguien demasiado consciente de sus debilidades y defectos como para creer que hasta alturas pudiera encontrar su nicho de mercado.

Y en esto que aparece alguien en mi vida que trastoca todo. Alguien con quien sentir por primera vez la convicción, errónea o no, de estar ante la persona buscada. Y vivir ese sentimiento de forma compartida.

Cómo cambia el cuento.

Vidas cruzadas

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Cuando hice un repaso a las mujeres que habían pasado por mi vida no tenía ni idea que me las iba a cruzar a casi todas en el transcurso de unas semanas.

Después de años sin saber nada, un amigo común me puso en contacto vía MSN Messenger con A. Nos pusimos someramente al día y no la he vuelto a ver más conectada. Supongo que me bloqueó. Las razones por las que nuestras vidas se alejaron siguen presentes.

B. puede que venga a visitarme unos días. Si le quedan energías tras irse con su novio de viaje y cuando vuelva de visitar a la familia. Ha estado en el extranjero y ha vuelto entusiasmada con ganas de irse a vivir fuera. No creo que al final venga a verme pero tiene gracia el tono en el que nos tratamos últimamente. "Tengo tantas ganas de verte. Te echo tanto de menos". Siempre me digo que ya le valía haber sentido eso cuando estuvimos juntos.

D. me llamó el día de mi cumpleaños sólo para dejar caer que volvió con su novio y se va ir a vivir con él a su ciudad. Esa clase de llamadas que son excusa para dejar un recado. Vaticiné que no duraría mucho tiempo sola. Su necesidad de estar con alguien obró el milagro de la reconciliación. Creo que llegó la hora de que ella sólo sea parte de un pasado a olvidar.

F. dio señales de vida. Quedamos una tarde para hablar y la he vuelto a ver en una ocasión en la que me entregó un regalo que me trajo de sus vacaciones. Siempre se despide de mí una manera extrañamente cariñosa. Y me hace preguntar siempre qué papel juego yo en su vida ahora. ¿No es extraño causar ese efecto en tus ex-novias?

Y por último está C. No sabía nada de ella después de varios años. Hace poco, revisando mi casi abandonada cuenta de correo de HotMail, vi en una página donde aparecen tus contactos y sus perfiles que había actualizado su foto. Esa es la única señal de que sigue viva que he tenido todo este tiempo. Curiosamente sucedió en el día en que terminé un proyecto que me había llevado cinco años. Justo cuando te sientes con ganas de celebrar un logro la vida te recuerda lo que te falta. 

El apocalipsis se retrasa

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Ayer me dieron la patada en mi departamento y me mandaron a otro. Ni me molesté en averiguar las verdaderas razones. En estos casos se usan palabras como reorganización y reajuste, pero ya tenían sustituto.

Llevaba tiempo preparando para algo así. Tracé mis planes de contingencia para la ocasión.  Hay que estar preparado para todo. Pero suponía que sería mucho peor y que terminaría en la puta calle. En el fondo la perspectiva de tener que buscarme la vida en un momento como el actual tenía su atractivo. Sólamente cuando se pierde todo somos libres para actuar. Volví a pensar en marcharme fuera de España. E incluso decidí poner como plazo el verano de 2010 para que las oportunidades que me han ofrecido desde el último verano se hagan realidad. Pero el seguir teniendo trabajo ha pospuesto la necesidad de llegar a los planes más extremos. Quizás que me hubieran despedido habría sido una solución.

Epifanías

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Según el diccionario de la Real Academia Española "epifanía" es en su primera acepción "manifestación, aparición". La segunda dice así "Festividad que celebra la Iglesia anualmente el día 6 de enero", que es una forma de referirse al "Día de Reyes". En inglés es exactamente lo mismo, según leo en la versión on-line del Merrian-Webster. Pero incluye una tercera que he incorporado a mi vocabulario aunque no exista en español porque es de esos conceptos para los que no he sido capaz de encontrar la palabra adecuada: (1): a usually sudden manifestation or perception of the essential nature or meaning of something (2): an intuitive grasp of reality through something (as an event) usually simple and striking (3): an illuminating discovery, realization, or disclosure.

Tuve una primera epifanía con 15 años. Fue como un shock. Entendí de pronto por primera vez muchas de las cosas que había pasado en mi vida hasta aquel momento. Es como si hubiera sido capaz de haberme visto a mí mismo desde fuera y comprender el punto de vista de los demás. Fue una experiencia demoledora porque sentí que mucho del daño que había recibido se podía haber evitado. Lloré destrozado y hundido. Y sentí que mi vida empezaba de verdad en aquel momento.

La segunda llegó a los 22 años. Fue una sensación serena de sentirme capaz de enfrentarme por primera vez en mi vida a mis demonios personales. Vino a mí tranquilamente después de un viaje en el que sentí que muchas cosas tenían que cambiar en mi vida. Recuerdo que estaba en casa escribiendo en mi diario y simplemente pensé "se acabó". Y sentí esperanza por el futuro.

Hice cálculos y si habían pasado siete años entre la primera y la segunda epifanía tendría que llegar otra a los siete años de la segunda. No es que creyera en alguna fuerza sobrenatural que las provocara. Simplemente me gustaba creer que sucedería. Con 29 años realmente hubiera necesitado una que hubiera impulsado mi vida en alguna dirección positiva. Cumplí los 30 y no llegó.

Hace un año, por estas fechas, rompí con F. Cuando acabó aquella relación me sentí como quien se baja mareado de una montaña rusa. Si en mis dos primeros años lejos de casa no había pasado nada, en el período de trece meses había roto con D., había vivido una aventura con alguien, vuelto con D., roto con D., había tenido mi relación con E. y vivido el flechazo con F.

Las relaciones de pareja habían dejado de pronto de ser una cosa extraña que rara vez tenían lugar en mi vida. Había tenido relaciones de los más variado. Y había empezado relaciones que no fueron a ninguna parte casi desde el principio. Sentí que era el momento de cuestionarse muchas cosas y plantearse otras tantas. Empezó entonces un proceso que ha durado cerca de un año. No sé si puede considerar algo tan extenso una verdadera epifanía. Ha tenido ciertamente sus momentos puntuales de súbita lucidez en el que percibí asuntos concretos de mi vida con una lucidez nueva y repentina. Pero son tantas las cosas nuevas que han pasado por mi cabeza que necesitaba escribir un blog aunque fuera anónimo para sentir que de alguna manera llegaban a alguien.

Dramatis personae

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El otro día hablé de cómo había tenido contacto, tras muchos años sin que ninguno supiera del otro, con la primera chica con la que tuve una relación. Sé que en un futuro haré mención de las mujeres que han pasado por mi vida porque precisamente pretendía que este blog sirviera para hacer balance de muchas cosas. Curiosamente en los dos últimos meses ha pasado algo con cada una de ellas. Pero pienso escribir en este blog sin dar nombres así que de alguna manera tengo que identificarlas. En un futuro haré referencias a ella de esta manera.

A. Fue la primera chica con la que estuve. Tuvimos una relación efímera de "amigos con derecho". El grupo en el que coincidimos implosionó al poco tiempo y nuestras vidas cambiaron radicalmente tomando rumbos diferentes.

B. Hablé ya de ella aquí. Tan pronto acabé la universidad me marché a vivir a otro lugar de España. Ella acabó la universidad un año más tarde que yo y también hizo lo mismo. La vida dio muchas vueltas hasta que nos reencontramos hace dos años y pude cerrar las heridas del pasado. Ahora seguimos en contacto y sé que no podré evitar hablar de ella en un futuro.
C. Fue una compañera de facultad con la que viví una historia intensa cuando yo tenía las horas contadas para irme de mi ciudad. Ella conocía de antemano mis planes para irme y fue lo suficientemente generosa para no interponerse. Siempre supe que me arrepentiría de dejarlo con ella pero necesitaba vivir muchas cosas lejos de casa. Supongo que el paso del tiempo ha mitificado su recuerdo. Ella es la única de la que no sé nada.

D. Es la chica con la que más tiempo he estado en una relación. La única con la que llegué por un tiempo a sentirme con ganas de pasar el resto de mi vida juntos. Cuando todo acabó ella se esforzó por convertirse en una persona que ahora me resulta una perfecta desconocida.

E. Es una amiga de mi ciudad con la que me lancé a una aventura a distancia. No funcionó. Y ahora seguimos siendo amigos casi como lo éramos antes. Lo cual no sé si es buena señal o no.

F. Es una ex-compañera de trabajo con la que viví mi primer flechazo fulminante que terminó en relación. A estas alturas de la vida... La relación fue un desastre desde casi el principio. Empezamos a salir juntos a las dos semanas de ser presentados y así no fue. Fue una historia muy rara. Nos sentábamos mesa con mesa en el trabajo disimulando durante ocho horas para que nadie supiera lo que había entre los dos. Luego vino la ruptura, el distanciamento y la amistad.

Seis relaciones. ¿Es mucho o poco pasada la treintena? Siempre sentí que arrastraba una brecha entre el desarrollo de la mayoría de las facetas de la vida y la experiencia sentimental. Todo para mí empezó tarde y así me llevó grandes hostias después de los 25. El triste consuelo fue que alguien cercano a los 40 me dijo por aquel entonces "Desengáñate, nunca se aprende". Lo novedoso para mí ahora es que por primera vez en mi vida se ha calmado el afán de explorar y descubrir. Como si hubiera cubierto el cupo de experiencias, tortas y vivencias. Por primera vez tengo ganas de estar con alguien para siempre. No en un sentido físico con casa e hipoteca. Me daría igual cambiar de ciudad o país cada dos, tres o cuatro años. Ahora creo saber lo que quiero. Y lo que es aún más importante: Lo que creo que funcionaría. Pero sospecho que ya es demasiado tarde. Quemé las naves hace ya tiempo.

La necesidad de creer

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Hay una persona que ha conseguido llamarme la atención como nadie ha hecho en mucho tiempo. Hace poco chateaba con ella y queriendo preguntarle si le interesaba la poesía no sé por qué le dije "¿te sabes algún poema?". Ella respondió algo así como "¿qué sentido tiene aprenderse de memoria frases que riman?". La respuesta me pareció bastante estúpida. Luego seguimos hablando y supe que sí le había interesado la poesía en algún momento. Hasta me comentó sus autores favoritos.

Le seguí dando vueltas al diálogo. ¿Tiendo a magnificar cualquier detalle nimio de ella que no me gusta porque necesito razones para detestarla? ¿O paso por alto en ella lo que en cualquier otra chica me habría resultado rechazable sólo porque necesito creer que existe alguien así? ¿O viceversa?

Mundos paralelos

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Hoy fui a visitar a un colega al hospital. Él es una proyección mía en el futuro. Soy yo con 15 años más. Y conociendo las circunstancias de su vida asusta un poco ver el futuro que me aguarda. Pero de eso no voy a hablar hoy.

En el hospital coincidí con un conocido suyo que es profesor de universidad. Nos contó el desánimo que siente. Me recomendó que me mantuviera lejos de la universidad española. Mi amigo, que trabaja de forma indirecta para la Administración Pública, lleva ya una temporada desencantado. Y entonces pregunté: "Si ni en la Administración Pública ni en la universidad hay futuro para nosotros y yo llevo ya demasiado tiempo esperando un proyecto en la empresa privada, ¿qué nos queda?". "Márchate de España" me aconsejó el profesor. Ya me lo planteé en su momento. Y sentí una extraña desazón pensando en las vidas posibles que pudieron ser. Traté de recordar qué argumentos empleé para quedarme. Y caí en la cuenta que el hecho de tener novia es lo que me retuvo. Ahora estoy solo. Ahora nada me ata. Ahora nada me queda. Sólo me queda la cobardía como excusa.

Perspicacia

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De las parejas que he dejado por el camino le había perdido la pista completamente a dos de ellas. No hace mucho a través de una tercera persona volví a recuperar contacto con una, la primera chica con la que tuve una relación. Nos pusimos al día mediante en el chat y le mostré un blog donde trato asuntos relacionados con mi trabajo. Según siguió la conversación le pasé un enlace a un segundo blog donde toco mis aficiones. "Hablas de trabajo y de tus aficiones, ¿pero dónde está tu vida personal?", preguntó tras un buen rato. Sonreí frente a la pantalla. Esta vez mi blog anónimo y personal será un secreto.

Big Bang

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Tal día como el viernes, hace un año, comenzó mi última relación. Fue un flechazo que se desveló enseguida un error. Duramos dos meses. Y aún hoy me pregunto cómo tardamos tanto en romper. Sólo tengo un recuerdo verdaderamente especial del primer día. A partir de entonces todo fue desengaños y decepciones.

Cuando volví a verme solo supe que debía pasar un tiempo solo poniendo orden en mi cabeza. Tras tres años en el que por mi vida habían pasado cuatro mujeres y en el que el tiempo sin pareja más largo habían sido menos de dos meses tocaba la calma y la reflexión. Aún estoy en ello. Y este blog es una parte.

El mecanismo de la magia

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Llegué a la universidad siendo un empollón friki inexperto en relaciones sentimentales, solitario y atolondrado en su vida social. Y quien me gustó no fue ninguna chica empollona friki tímida y torpe como yo. Permití que me hiciera polvo una chica totalmente opuesta a mí: Egoísta, caprichosa, malhumorada, sexualmente ambigua, emocionalmente promiscua... Alguien que participaba del estereotipo de la vida bohemia, entregada a los excesos. Tuvimos una relación con segunda parte y evidentemente salí chamuscado.


Tras el última curso e la universidad conocí a una diseñadora gráfica interesada en la arquitectura, fotografía y la ciencia ficción. Compartía patrones con aquella chica de mi facultad. Sólo que esta vez no pasó nada. Pero la experiencia de conocerla, intercambiar emails e ir a visitarla a su país me permitió comprender cómo funcionaba el mecanismo dentro de mi cabeza. Buscaba hacer mía a una persona que perteneciera a ese mundo que me resultaba totalmente ajeno y en el que nunca había tenido cabida. Pero es más. Comprendí que en aquella clase de chicas todo lo que me atraía venía de la mano de todo lo que nos separaba: Eran niñas de papá incapaces de enfrentarse al mundo que se refugiaban en sus inquietudes creativas como evasión y que se entregaban a prácticas autodestructivas por su baja autoestima. Eso las llevaba de cabeza hacia un solo arquetipo de hombre: El chico alternativo y bohemio que las machacaba psicológicamente. Ellas jamás iban a ser realmente mías. Más aún. No merecía la pena estar con personas así por muy fuerte que fuera la atracción hacia ellas. Pero no me costó mucho esfuerzo superar todo aquello. Descubierto el truco se acabó la magia.